Mientras los motores se apagan por casi un mes y el paddock se toma un respiro obligatorio, en la trastienda de la Fórmula 1 arranca otra carrera: la de los rumores, las negociaciones y las apuestas a futuro. La categoría ingresó en su tradicional “silly season”, un período en el que no hay actividad en pista, pero sí mucho movimiento fuera de ella. Y el piloto argentino Franco Colapinto, claro, no es ajeno al ruido.
Después del Gran Premio de Hungría, el calendario marca pausa hasta el 31 de agosto, cuando el circo de la F1 vuelva a girar en Zandvoort. En ese mientras tanto, las conversaciones de pasillo cobran protagonismo: renovaciones, despedidas, estrategias para 2026 y nombres que circulan con fuerza, o sin mucho sustento, por todo el paddock. Es el terreno fértil donde la lógica a veces no pesa tanto como el marketing, la geopolítica o el rendimiento proyectado.
El asiento sin dueño de Alpine
Colapinto, que firmó con Alpine un contrato de cinco años y debutó esta temporada como titular, tiene el futuro en análisis. El equipo francés sólo tiene confirmado a Pierre Gasly para 2026, y el segundo asiento está en plena discusión. El argentino, de 22 años, todavía no sumó puntos en sus ocho presentaciones. Pero su condición de joven piloto en crecimiento y su vínculo con la marca lo mantienen como una carta posible.
Sin embargo, las alternativas también están sobre la mesa. Paul Aron, piloto reserva de Alpine y promesa estonia con dos prácticas en Sauber este año, suena como competidor directo. ¿El problema? En Hungría apenas pudo girar ocho vueltas por un fallo mecánico. Y eso resume bastante bien lo que fue la temporada para Alpine: un caos deportivo y técnico del que ni Colapinto pudo escapar.
El GP de Hungría, de hecho, fue un caso emblemático. El trabajo de los mecánicos con el auto del argentino dejó mucho que desear, y el 18° puesto final volvió a poner en evidencia que hoy el Alpine es, probablemente, el peor coche de la grilla. En ese contexto, pensar en sumar puntos resulta más una hazaña que una obligación.
Nombres, rumores y tensiones
El argentino no es el único con el asiento en revisión. El mercado está caliente. En Mercedes, el futuro de George Russell y de Kimi Antonelli está en stand-by. Toto Wolff, jefe de equipo, sigue sin confirmar nada más allá de este año, y el nombre de Max Verstappen (aunque él ya aclaró que se queda en Red Bull) estuvo ligado a una posible movida hacia Brackley hasta hace apenas unas semanas.
Red Bull, por su parte, todavía tiene tres butacas sin definir: la de su escudería principal (donde el bajo nivel de los últimos reemplazos del segundo asiento encendió alarmas) y las dos de Racing Bulls, donde Isack Hadjar parece haber tomado la delantera tras superar sistemáticamente a Yuki Tsunoda y Liam Lawson.
En Ferrari, la situación también se puso tensa. Lewis Hamilton se autodefinió como “absolutamente inútil” tras un fin de semana para el olvido en Hungría, y Charles Leclerc terminó pidiendo disculpas por radio después de explotar contra el equipo. Ambos tienen contrato firmado, pero en la F1 eso no garantiza nada.
Y por detrás de todo, General Motors se prepara para desembarcar con Cadillac en 2026. Un nuevo equipo implica dos nuevos asientos. Valtteri Bottas y Sergio “Checo” Pérez aparecen como candidatos naturales por experiencia y marketing, pero el abanico está abierto. ¿Puede sonar el nombre de Colapinto ahí? Hoy parece improbable, pero en este escenario, nada es imposible.
En la tabla de resultados, Colapinto todavía no encontró su gran fin de semana. Fue 16° en Imola, 13° en Mónaco y Canadá, 15° en España y Austria, se perdió Silverstone por una falla técnica, y cerró 19° en Bélgica y 18° en Hungría. Esos números no lo ayudan, pero tampoco lo condenan: todos sus resultados fueron condicionados por un coche que no compite.
Con ese panorama, este receso puede resultar tan vital como frustrante para el argentino. Vital porque se mueve todo el mercado, y frustrante porque sus actuaciones individuales no alcanzan para marcar diferencia en un contexto adverso. Su continuidad en Alpine dependerá de lo que el equipo valore: el rendimiento o el potencial.
A fin de mes se retomará la actividad en Países Bajos, pero para muchos pilotos el verdadero desafío se juega ahora, en silencio y sin casco. Para Colapinto, esta “silly season” puede ser el trampolín hacia un 2026 estable, o el inicio de una etapa de incertidumbre.
Y mientras los rumores se multiplican, el reloj corre. En Fórmula 1, hasta las vacaciones pueden ser un campo de batalla.